No sé si ellas estarán de
acuerdo en que escriba sobre algunas de nuestras anécdotas, pero si sé que al
leerlas no aguantarán la risa. Así que ahí va.
A continuación mencionaré y
describiré a cada una con un sobrenombre.
Lara: La relajada, aventurera, no quiere hijos y quiere
viajar por todo el mundo, no le teme a los retos y es más fresca que una lechuga.
Le encanta la velocidad, es lechucera y le encanta el filtreo en cada salida.
Leona: La piernona, apasionada, determinada, amorosa,
fogosa. Cuando ama se entrega por completo. Tiene mucha suerte en el amor. Le
gusta ser sexy y que los demás la admiren. Cuida su figura, aunque no le gusta
hacer muchos ejercicios.
Pulguis: Ella amaba ser deportista cuando estaba en el
colegio, aclarando, cuando estaba en el colegio; ahora no. Chiquita pero se da
a respetar. Le encanta comer comida chatarra, por ello tiene problemas con el
control de su peso, pero eso no le importa demasiado; ya que ella es de por sí
hermosa.
Candy: La incomprendida. Siempre sufre por el amor, y se
vuelve dependiente emocionalmente cada vez que tiene una nueva relación. Se
enamora con facilidad. Ella es tierna y salvaje, pero fácil de influenciar.
Gala: Le encanta darse su espacio y estar sola en algunos
momentos para encontrarse a sí misma, no tiene mucha paciencia, rechaza a las
personas negativas. Le encanta un buen libro y la buena música, para ir más
allá de la realidad. No le tiene miedo al fracaso, aunque de ella dependan
algunas personas. Su lema es: “Todo tiene solución en la vida, menos la
muerte”.
Pequita: La sexy. Aparenta ser muy fuerte, pero realmente es
muy sentimental. Tiene un carácter muy noble y siempre trata de ayudar a los
demás. Tiene unos ojos que transmiten mucho amor y paz. Es hermosa por dentro y
por fuera.
Manu: La protectora. Es extrovertida, práctica y muy
decidida. No se deja derrumbar por los problemas, y siempre encuentra una
solución. Excelente consejera, aunque a veces suele ser demasiado directa y
puede llegar a incomodar; pero lo hace de buena fe. Se arregla en 5 minutos,
poco usual en una mujer.
Abby: La inocente (Al menos eso parecía). Es amorosa, una
chica despreocupada que le gusta ser
diferente al resto. Ella es reservada, pero divertida y siempre tiene una
sonrisa para regalar. Le encantaría pintarse el cabello de colores. Es un
volcán de pasión detrás de una cara angelical. ¡Eso solo lo sabe su esposo!
Suimin: La dormilona, soñadora, “fumanchú”… ¡ji, ji! Es
creativa y muy pacífica. Casi nunca se enoja. No tiene suerte en el amor, pero
eso no le preocupa mucho porque es feliz consigo misma.
Cassy: La caderona. Siempre llama la atención. Nocturna, le
gusta bailar salsa y el vino. Tampoco tiene suerte en el amor. Le gustan los
hombres grandes y musculosos, de esos que dan miedo.
Yo: La seria, reservada, ceremoniosa pero cariñosa. Muy
romántica y cuando se enamora lo da todo. Con el tiempo y las malas
experiencias amorosas, aprendió a protegerse y a poner en primer lugar sus
sentimientos. Le gusta que la abracen y caminar de la mano. A veces es cursi,
aunque trate de aparentar lo contrario. No se enoja con facilidad, pero cuando
lo hace es mejor no estar cerca, porque alguien puede resultar herido.
Ahora comenzaremos con el
relato de algunas anécdotas de la época del colegio.
Éramos once adolescentes que
cursábamos el tercero de secundaria. Aún las recuerdo como en esos tiempos,
todas muy distintas una de la otra. Cada una teníamos algo que nos
diferenciaba.
Hago referencia a tercero de
secundaria, porque en ese año fue que nos compenetramos mucho más, y tuvimos
experiencias muy jocosas.
Nuestras clases de Educación
Física eran casi siempre la hora de la tortura. Teníamos una profesora nada
femenina y demasiado dura para nuestro gusto. Recuerdo cada vez que hacían
casting para las olimpiadas del colegio, la única que salía elegida era La Pulguis,
como ya les mencioné, ella era la más apta para esos temas. Las demás nos
dedicábamos a “hacer barra” -alentar al equipo- pero casi nunca lo hacíamos.
Recuerdo la vez en que nos
enseñaron a lanzar la Jabalina y nuestra muy apreciada amiga Suimin, quien era
y es zurda, trataba de lanzar la jabalina con la derecha; ya se pueden imaginar
la escena, la jabalina clavada directamente a un paso de ella….¡ja, ja, ja!
Siempre nos preguntábamos el porqué no intentaba lanzarla con la
izquierda…¡plop!
También algunas de nosotras formamos
parte del supuesto equipo de Softball. Entrenábamos – si es que así se le podía
llamar a eso – después de la salida del colegio. Nuestro primer Juego fue
frente al equipo de un colegio Japonés y adivinen lo que pasó. Sí, eso mismo,
terminamos perdiendo 31 a 1. Salió publicado en el diario de la ciudad. Pero en
lugar de estar tristes por esa derrota, empezamos a cantar una canción que nos
enseñaron. Decía así: “Lo importante es
competir no es ganar. Si tú pierdes aún así tú ganarás. Practiquemos con amor
al deporte, que nos enseña a ser mucho mejores…lalalalala”. Esa canción fue
hecha para que no nos sintiéramos mal. Aunque admito que no nos interesaba
mucho si ganábamos o perdíamos, ya que la pasábamos de lo mejor.
Hasta ahora tengo una duda, y
no logro comprender, el por qué nos encantaba sentarnos al costado del barril
de basura. Apenas sonaba la campana del recreo, todas salíamos y nos acomodábamos
en círculo al costado del bendito barril. Seguramente para evitarnos la fatiga
de tener que levantarnos a tirar la basura, pero finalmente nada caía dentro
del barril, todo caía alrededor. La señora de la limpieza, siempre pasaba
regañándonos. Su nombre era “Margarita”.
Como en todo grupo de colegio,
la hora del recreo era la hora del refrigerio y nadie, en absoluto, quería
compartir su lonchera. Para evitarme esos trotes, yo siempre llevaba
combinaciones extrañas como: pan con paté de pollo y mermelada, pan con jamón y
mermelada, gelatina mezclada con arroz zambito y cosas así, por lo que mis
amigas con solo mirar la apariencia de mi refrigerio optaban por no pedir que
les invite; pero siempre había una que no le importaba e igual me pedía, ella
era mi amiga Candy, la del apetito voraz. Ella era chiquita pero revoltosa,
cuando se juntaba con Lara eran un par de terremotos. Lara, siempre llevaba pan
con carne, dispuesta siempre a cambiar con alguien su lonchera; ya que ella
estaba harta de comer siempre lo mismo. Era así que Candy hacía trueque de su
pan con mantequilla y mermelada, a cambio del pan con carne de Lara. ¡Qué tal
cambio!
Otra anécdota muy chistosa que
recuerdo, era cuando una vez Pequita llevó panes con atún para vender, ya que
el salón se había convertido en todo un comercio. Unas vendían golosinas, otras
galletas, etc. En está ocasión, nuestra muy querida Pequita se le ocurrió
llevar esos panes con atún y su cebollita…mmmmm….¡qué rico!, pero su gran error
fue avisarnos antes del recreo. Bastó que ella pida permiso para ir al baño,
para que las once abriéramos su mochila y nos repartiéramos todos los panes. ¡Ay!...cuando
llegó Pequita del baño, no podía creer que ya no tenía los ricos pancitos para
la venta, lo único que hizo fue mirarnos y vernos las caras cachetonas,
embutidas de pan y con un aliento a pescadito… ¡jejeje! Jamás le pagamos. Así que
Pequita, si estás leyendo estas líneas, la deuda hasta la fecha debe tener
harto interés. ¡Saca la cuenta!
Como dejar de mencionar a Gala,
La Violenta, no tenía paciencia y siempre se desquitaba con Candy. Parecía esos
sacos de box que se usan para entrenar, así maltrataba nuestra Gala a Candy. Era algo inexplicable, como si
el universo estuviera confabulado para que Candy sea el punto de golpe de Gala.
No puedo negar que era divertido ver como se peleaban.
Ahora tocaremos las
borracheras.
Ya en 4to y 5to de secundaría
hacíamos nuestras reuniones “cheleras”, con la famosa cerveza light de esa
época; casi siempre eran en casa de Manu
o en mi casa. Una vez, cuando hicimos la reunión en mi casa, Abby y Candy
terminaron muy mal. Se creían gatos, pues terminaron gateando y, cuando Manu
las tenía que llevar a sus respectivas casas, las benditas chicas no querían
entrar al taxi. Una entraba por una puerta, mientras la otra salía por la otra.
Esa imagen aún la tengo grabada en mi mente. Pensar que ahora son mujeres muy
serias y respetadas. Una es Químico Farmaceútica y la otra Abogada.
Cassy, no se queda atrás, pues
ella, en una ocasión, rompió el vidrio de la mesa de centro de mi casa,
haciendo su exuberante baile. ¡Claro, con semejantes caderas! Al día siguiente
llegó con un centímetro para tomar las
medidas del vidrio y comprar uno nuevo. ¡Linda Cassy, no creía que ella había
hecho eso! No se acordaba.
Leona, la chica de las piernas
macizas. Recuerdo aquella vez que en el recreo estábamos jugando vóley o mejor
dicho tratando de jugar vóley, llegado el momento en que le tocaba entrar a Leona,
ella no quiso y empezó a quejarse de un dolor en la parte inferior del
estómago. Todas creíamos que se estaba haciendo la enferma para no jugar, y
Lara la comenzó a jalonear para que se levante, pero ella seguía con su cara de
dolor. Al final llamaron a la ambulancia,
y la llevaron de emergencia. La operaron del apéndice. ¡Qué crueles éramos! No
creímos en la cara de sufrimiento de nuestra Leona.
Yo, era bien tranquila,
corrección, soy tranquila… ¡ji, ji, ji! Era la que siempre les daba sermones de
conducta, en especial a Candy. En los exámenes no dejaba que se copien. Me
pateaban la pata de la carpeta para que les sople las respuestas; pero yo jamás
volteaba a decírselas. ¡Qué aguafiestas era! Ahora que lo pienso, yo era
demasiado espesa, pero así me querían y hasta ahora me quieren. Tenemos
contacto gracias a la tecnología. Todas estamos conectadas en grupo en Whatsapp
y siempre sabemos una de la otra. Algunas ya son mamás y otras mamacitas,
algunas vivimos en Perú y otras están por Chile, España, EEUU y Brasil, pero a
pesar de la distancia, la amistad que tenemos sigue en pie. A veces discutimos
o nos resentimos por cosas vanas, pero al final siempre terminamos juntas.
Hay muchas más anécdotas por
contar:
-
La de las cucharas en la mochila de una
compañera, que por molestar a Candy se hizo acreedora a esos bichos.
-
La de las maracas de Lara.
-
La de los libros de historias eróticas que
llevaba Gala para leer en el recreo.
-
La del ácido del laboratorio de ciencias.
-
La de los peces del acuario.
-
La del vestido “con ayudita” de Leona.
-
Etc.
¡LAS QUIERO MUCHO HERMANAS DE CORAZÓN!
CJAT