Tu
boca habla lo que tu corazón siente. Es por ello, que cada cosa que digas,
decretará los deseos de tu corazón.
El
poder de la palabra es el poder de ordenar al universo lo que deseas para tu
vida, pero ¿de dónde proviene esa autoridad que tenemos para anotar lo que
queremos, con la simple pronunciación de una palabra? Pues ahora te lo explico.
Cuando
Dios creó a Adán y a Eva, los hizo a su imagen y semejanza; por lo tanto, si
Dios creó el universo con palabras de orden, entonces también le dio al hombre
el poder de señorear por toda la creación, es decir le dio la autoridad de la
palabra sobre todo.
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre
la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”. (Génesis 1:1-6)
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”. (Génesis 1:1-6)
Si
lees detenidamente, verás que para toda su creación, Dios usó el poder de la
palabra.
Quizás
ahora te preguntarás, ¿si todos tenemos el poder de la palabra, por qué no
obtenemos lo que deseamos y por qué hay tantas guerras, miseria, matanza, etc.?
Pues la respuesta es simple. Primero, te diré que al mundo le falta fe; le falta
saberse perfecto cual creación que somos.
Fuimos creados puros y con autoridad, pero cuando el demonio, a través
de la serpiente, tentó a Eva y esta a su vez hizo que Adán caiga en pecado; fue
en ese momento que El Hombre (Adán y Eva) perdió toda autoridad sobre la
creación y se la dio al demonio. Es por ello, que existe tanta maldad, tanta
pobreza, guerras, violaciones, muertes y demás; pues el mundo está dominado por
satanás. Aunque esto te suene descabellado, así es. El hombre decreta para mal,
pero debería decretar para bien.
Segundo,
Dios al ver que El Hombre había caído en pecado, fue que envió a su unigénito
para librarnos del pecado (pecado original). Ahora solamente nos falta renovar
esa comunión con Dios, a través de la aceptación de Cristo Jesús como nuestro
Salvador.
“¿cuánto
más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí
mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras consciencias de obras muertas para
que sirváis al Dios vivo?
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que
interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el
primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna”. (Hebreos
9:14-15)
Al
renovar esa fe, esa comunión; podremos finalmente ser conscientes del gran
poder que tenemos en todo lo que decretemos con nuestras palabras.
Finalmente,
muchas veces esa falta de consciencia*
hace que expresemos cosas como: “No valgo nada”, “no tengo dinero”, “siempre me enfermo”, “sufro de migrañas”, etc.
Y para todo se le echa la culpa a Dios, cuando en realidad es uno mismo quien
ordena lo que quiere para su vida. Dios te ha enseñado el camino de cómo lograr
el éxito. Sólo depende de ti. Si te das
cuenta tú mismo eres quien ordena al universo que te pasen cosas, ya sean
buenas o malas. Ahora tú decides lo que
quieres para tu vida terrenal y para tu vida eterna.
¡HAZ
QUE TUS PALABRAS SEAN DE VIDA Y NO DE MUERTE!
Por: Cynthia de Jesús
Arcaya Tong.
NOTA IMPORTANTE:
*Consciencia: Es la propiedad del ser humano de
reconocerse a sí mismo y lo que le rodea, y reflexionar sobre ello.
Conciencia: Es el sentido moral como capacidad de distinguir
el bien y el mal. Visita mi fanpage: www.facebook.com/imperfectamente.perfectos