viernes, 30 de septiembre de 2016

UNA HISTORIA DE "AMOR". CAPÍTULO I: Te conocí sin querer.

Esta es una historia, no necesariamente basada en hechos reales; pero que ayudará a muchas personas a ver el amor de manera distinta. A respetar los sentimientos, y sobre todo a no jugar con fuego, porque siempre uno  de los dos sale quemado.

CAPÍTULO I: Te conocí sin querer.
Era un fin de semana como cualquier otro. Había quedado en salir a bailar con un amigo. Nos encontramos en el óvalo Kennedy en Miraflores. Hacía bastante frío, pues era un sábado de Julio; fecha en la cual, en Lima – Perú, estamos en invierno.
Nos saludamos y comenzamos a caminar en dirección a la “Calle de las Pizzas”; lugar de distintos bares y discotecas. Avanzamos hacia la calle posterior, tornamos a la mano derecha, y nos dirigimos unos pasos adelante; la gente era demasiada y eso generalmente me estresa en sobre manera, por lo que me empeñé en buscar un lugar agradable y que esté casi vacío. Fue así, que llegamos a un bar con mesas dentro y fuera, no había mucha gente; pero al parecer iba a tocar un grupo de rock, pues estaban instalados unos instrumentos en una tarima. Entramos y nos ubicamos en una mesa intermedia. No muy cerca al escenario. Él se pidió una cerveza y yo me pedí lo que siempre suelo consumir, un Chilcano de Pisco. La conversación iba y venía; cuando de repente, mi mirada se desvió hacia una persona que entraba junto a un grupo de chicos. Él era alto, exageradamente delgado, vestía de negro y tenía un peinado con los cabellos parados. De lejos parecía menor que yo, por lo que regresé mi atención a la persona con la que estaba en ese instante. No suelo interesarme en personas menores, máximo tres años menos, consecuencia de una mala experiencia que tuve con alguien menor; pero eso es otro cantar.  De rato en rato, mi mirada se desviaba sin querer; había algo que me atraía hacia ese ser extraño. Mi sorpresa fue tal, cuando me percaté, que él era parte del grupo que iba a tocar esa noche en el bar. Se sentó en su percusión y junto con los demás iniciaron el espectáculo. Tocaron muy lindo, tengo que admitirlo. Para ese momento, ya no podía quitarle la mirada. Raro en mí, pues suelo ser muy cautelosa; no me gusta que se den cuenta si tengo interés en alguien.
Terminó el show y nos retiramos con mi amigo. Llegué a casa y por mi mente seguía rondando la esquelética figura de ese individuo.
Pasó toda la semana, y quedé con otro amigo en ir de nuevo a ese lugar, pero esta vez fuimos más personas; quería saber si lo encontraría nuevamente. Mi sorpresa fue tal, cuando el siguiente fin de semana, que retorné, ellos iban a tocar otra vez. En esta oportunidad, me ubiqué en una mesa al costado del estrado, y esperé a que llegaran. Finalmente, empezaron a tocar. Cabe resaltar, que nunca en mi vida había escuchado a esa banda de rock, era mi segunda vez; pero los demás con quienes estaba sí sabían de ellos. En fin, realmente no tenía tanto interés en el conjunto en sí; sino solamente en esa unidad rara, peculiar, famélica, pero llamativa figura. Antes que me olvide, las personas que me acompañaban eran; un amigo no muy cercano, una de mis mejores amigas y un amigo de mi amigo. Bueno, mi atención estaba totalmente fijada en el hombre de las baquetas. Las miradas se cruzaban y, como quien no quiere la cosa, le empecé a hacer guiños, todo producto del Pisco que se me subió a la cabeza. Guiños que fueron correspondidos – en ese instante, debí darme cuenta que era la peor decisión que estaba tomando. Debí haberme quedado quieta sin hacer barullo, lo que me hubiera evitado un dolor y sufrimiento posterior -. Sigamos con la narración; al finalizar la tocada, logramos conversar directamente, face to face, y me di cuenta que no era tan joven como parecía ser; le calculé unos 37 años, y efectivamente, esa era su edad. Sus cabellos eran canosos, pero su look, era lo que le daba el toque seductor.
A mi acompañante, no le agradó la idea de haber estado conversando con el percusionista, tanto así que jamás volvió a salir conmigo. Realmente no me importó demasiado, pues había logrado mi objetivo, que era el de entablar una conversación con el “flaco espineta”.
Cuando finalmente salimos del bar, la cara de mi amigo parecía la de un muerto viviente; se notaban sus celos, pero realmente no tenía por qué, ya que cada quien pagó su cuenta, por lo que en definitiva, no fue realmente una invitación. No tenía lugar a reclamos absurdos.
Ya en el taxi, de regreso a casa, junto con mi amiga, solas las dos; le lancé una apuesta totalmente loca y descabellada, que jamás en mis cinco sentidos la hubiese hecho, pero ya después de seis Chilcanos de Pisco, mi sobriedad no era la adecuada. Le dije que yo iba a estar con ese flaco, sí o sí, de lo contrario dejaba de llamarme Antonella. Obviamente la palabra “estar” implicaba una serie de significados totalmente subjetivos, y por ende, a interpretación del lector. Más adelante sabrán a que me refería con esa palabrita. En cuanto a qué cosa era la apuesta, queda en total reserva y a imaginación de ustedes. Tan santa no era. Siempre las mujeres tenemos algo de planificación estratégica en todo lo que hacemos. Algunas veces somos muy, pero muy calculadoras, aunque también algunas veces eso nos juega en contra.
Para ubicarnos en el contexto, esto sucedió en el año 2014. Entonces para esta fecha, él ya tiene 39 y va por los 40 añitos.
La amistad se dio poco; pero eso lo seguiré narrando en el Capítulo II: El primer contacto virtual.


Continuará...

CJAT

jueves, 1 de septiembre de 2016

El Divo de Juárez (Poema)

Un pequeño poema en homenaje al gran cantautor Juan Gabriel, El Divo de Juárez.

Alberto es tu nombre de pila,
y Juan el que te llevó a la fama,
con cada letra de tus canciones,
que nos tocan a fondo el alma.
Cantautor de los grandes fuiste,
y Latinoamérica llora tu partida,
entonando con sus fuertes corazones,
lo que en vida el tuyo compartía.
Gabriel complementa tu nombre,
y Juárez la ciudad que tu complementabas.
El mundo te rinde un gran homenaje,
y yo un poema que de sentimientos habla.
Juan Gabriel partiste al azul cielo,
y la tierra guarda toda tu victoria,
esperando algún día poder encontrarte,
en ese cielo que ahora te conforta.
¡DESCANSA EN PAZ JUAN GABRIEL!

CJAT