sábado, 23 de diciembre de 2017

EL PODER DE LA PALABRA


Tu boca habla lo que tu corazón siente. Es por ello, que cada cosa que digas, decretará los deseos de tu corazón.
El poder de la palabra es el poder de ordenar al universo lo que deseas para tu vida, pero ¿de dónde proviene esa autoridad que tenemos para anotar lo que queremos, con la simple pronunciación de una palabra? Pues ahora te lo explico.
Cuando Dios creó a Adán y a Eva, los hizo a su imagen y semejanza; por lo tanto, si Dios creó el universo con palabras de orden, entonces también le dio al hombre el poder de señorear por toda la creación, es decir le dio la autoridad de la palabra sobre todo.

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”. (Génesis 1:1-6)

Si lees detenidamente, verás que para toda su creación, Dios usó el poder de la palabra.

Quizás ahora te preguntarás, ¿si todos tenemos el poder de la palabra, por qué no obtenemos lo que deseamos y por qué hay tantas guerras, miseria, matanza, etc.? Pues la respuesta es simple.  Primero,  te diré que al mundo le falta fe; le falta saberse perfecto cual creación que somos.  Fuimos creados puros y con autoridad, pero cuando el demonio, a través de la serpiente, tentó a Eva y esta a su vez hizo que Adán caiga en pecado; fue en ese momento que El Hombre (Adán y Eva) perdió toda autoridad sobre la creación y se la dio al demonio. Es por ello, que existe tanta maldad, tanta pobreza, guerras, violaciones, muertes y demás; pues el mundo está dominado por satanás. Aunque esto te suene descabellado, así es. El hombre decreta para mal, pero debería decretar para bien.
Segundo, Dios al ver que El Hombre había caído en pecado, fue que envió a su unigénito para librarnos del pecado (pecado original). Ahora solamente nos falta renovar esa comunión con Dios, a través de la aceptación de Cristo Jesús como nuestro Salvador.

“¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras consciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna”. (Hebreos 9:14-15)

Al renovar esa fe, esa comunión; podremos finalmente ser conscientes del gran poder que tenemos en todo lo que decretemos con nuestras palabras.

Finalmente, muchas veces esa falta de consciencia* hace que expresemos cosas como: “No valgo nada”, “no tengo dinero”,  “siempre me enfermo”, “sufro de migrañas”, etc. Y para todo se le echa la culpa a Dios, cuando en realidad es uno mismo quien ordena lo que quiere para su vida. Dios te ha enseñado el camino de cómo lograr el éxito. Sólo depende de ti.  Si te das cuenta tú mismo eres quien ordena al universo que te pasen cosas, ya sean buenas o malas.  Ahora tú decides lo que quieres para tu vida terrenal y para tu vida eterna.

¡HAZ QUE TUS PALABRAS SEAN DE VIDA Y NO DE MUERTE!


Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.


NOTA IMPORTANTE:
*Consciencia: Es la propiedad del ser humano de reconocerse a sí mismo y lo que le rodea, y reflexionar sobre ello.
Conciencia: Es el sentido moral como capacidad de distinguir el bien y el mal. 

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lunes, 11 de diciembre de 2017

UNA HISTORIA DE “AMOR”. CAPÍTULO VII Y FINAL: SIGO INTENTANDO AMAR

Luego del gran fiasco con Emilio, y del sufrimiento causado. Decidí dar de baja mi perfil de dicha aplicación. Continué con mis cosas, siempre con la mente en Roberto; parecía hechizada. Un hechizo creado solamente en mi mente.
Era hora de hablar cara a cara con Roberto, y decirle que realmente yo no soy la mujer práctica en temas de amor y que, sinceramente, su manera de ser y de querer me estaba haciendo mucho daño.
Quedamos en vernos un día en la noche, no recuerdo si fue día de semana o fin de semana; lo que sí recuerdo es que fue casi de madrugada – horas que usualmente eran las que él disponía-.
Ese día timbró mi celular, él me estaba esperando en el parque a espaldas de mi casa. No puedo negar que cada vez que me iba a encontrar con él, mi corazón latía a mil por hora, pero ese día fue distinto. Lo único que deseaba era dejar de sentirme tan vacía.
El peor sentimiento que una persona puede experimentar es sentirse sola estando acompañada. Misma canción de Ricardo Arjona “Acompáñame a estar solo”.
Siguiendo con el relato; subí a su camioneta, lo abracé fuerte, como siempre lo hacía. Lo siguiente fue encararlo, y le dije: “Roberto, gracias por venir. Lo que hoy quiero hablar contigo, es de cómo me siento con esta situación. Sé que yo pude haberte confundido y hecho creer que esta forma de relación es la que quiero; pero en realidad lo que yo deseo es algo más formal. Sé, también, que eso no es lo que tú quieres. Por ello, creo que es mejor dejar las cosas hasta aquí, cada quien por su camino. Seguiremos manteniendo la amistad; pero para curarme, pues la más afectada soy yo; es mejor bloquearte de mis redes sociales. De esa manera, me será mucho más fácil continuar con mis cosas, con mi vida, sin tenerte presente a cada instante. Espero me ayudes con eso. Cuando pase el tiempo y me sienta libre de todo sentimiento de amor hacia ti, entonces ya podremos continuar con una amistad”. Pensé que él me iba a decir que no me aleje, que las cosas cambiarían, pero no fue así. Lo que él me dijo fue: “Me da pena que esto tenga que ser así, pero si mi presencia y mi manera de ser te hacen daño, es mejor que sea como tú dices. Lo menos que quiero es que te sientas mal por mi culpa. Eres una mujer muy tierna y buena como para que sufras por algo que no va a cambiar. Yo tengo una manera diferente de ver el amor”. Bastaron esas palabras para que mi corazón se quiebre en miles de millones de pedazos. Nos abrazamos fuerte, nos dimos un último beso, un beso con ternura y pasión. Nos despedimos con un adiós breve, hasta que yo sane.
Esa madrugada lloré como nunca antes lo había hecho. Yo soy poco de llorar y de expresar mis sentimientos en público, es por eso que cuando entré a casa, me eché en el sofá con los ojos cerrados, con el corazón quebrado y con las luces apagadas; me sumergí en mi silencioso pesar; nadie debía saber cómo me estaba sintiendo, nadie más que yo.

Un año después, ya me había recuperado. Eso que dicen que “de amor nadie se muere”, es totalmente cierto. Las heridas sanaron, e increíblemente, comencé a creer nuevamente en el amor. Estaba sola, pero no me sentía en soledad, me sentía en libertad. Era como una nueva Yo, alguien que confiaba en que el amor regresaría a mí, y me devolvería todo ese amor que yo di.
Es así como un día “X”, llegó un mensaje a mi facebook, era el chico que había sido mi primer amor – Ernesto -, el amor de adolescencia, con quien me di el primer beso; ese amor puro, sin malicia ni lujuria. Ernesto me dijo que después de haberme buscado tanto, por fin me había encontrado. Me preguntó si estaba soltera y si podíamos vernos. Cabe aclarar que en mis redes sociales no he puesto mi apellido, por ello creo que le fue difícil ubicarme.

De esa fecha hasta la actualidad, hemos venido saliendo y las cosas se han vuelto serias. Jamás imaginé que mi primer amor, también sería el último, con quien compartiría el resto de mi vida. Ernesto y yo somos como un rompecabezas de dos piezas. Nos complementamos, y ahora hemos decidido dar el siguiente paso. Tengo miedo, pero no un miedo paralizante, sino uno que me impulsa a darlo todo. Esta será otra historia para contar más adelante. Por ahora, les digo que quien ama con fuerza, sin miedo a salir herido, en algún momento encuentra quien corresponda con la misma intensidad.
Como dice el título de este capítulo “Sigo intentado amar”; sólo que ahora mi amor será direccionado hacia una nueva etapa.
Nunca dejaré de intentar; pues si amas es necesario dar siempre más y más; únicamente de esa manera recibirás el mismo amor. Hoy, finalmente, lo hallé.


FIN.

CJAT

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domingo, 3 de diciembre de 2017

¿AMOR O PASIÓN?

Es evidente que todo se inicia por una atracción física, nos solemos guiar por lo que es estandarizado como “Belleza”. Obviamente, sin esa atracción no se daría pie al siguiente paso, que es el de comenzar a conocerse emocional y sentimentalmente, pero ¿en qué momento sabes que es amor o simplemente pasión?
En mi poca experiencia amorosa, puedo decir que hasta la fecha pensaba que me había enamorado dos veces. Una con la persona que me iba a casar y la otra con alguien con quien tuve una conexión muy fuerte, que ahora me doy cuenta, no pasaba más de ser una fuerte atracción física y admiración, que al verse mezcladas, pues me hicieron confundir y creer que era Amor.
Hoy ya puedo identificar ambos sentimientos, lo que no descarta uno del otro. Es decir, puede existir AMOR con PASIÓN, pero no siempre la PASIÓN es AMOR.
Quizás te esté confundiendo con este juego de palabras, pero aquí va la explicación.

PASIÓN; es el sentimiento adrenalínico que producen esas supuestas “mariposas en el estómago”. Es desear a tu pareja de una forma carnal. Es el querer estar las 24 horas pegados como chicle. En resumen, es toda emoción o sentimiento que perturba tu razón. Se evoca más al deseo sexual.
La mayoría de las parejas, por no decir todas, han pasado por la etapa de la PASIÓN, pero no todas han llegado al AMOR. Es más, existen algunas personas que solamente quieren sentir pasión, y cuando ya no sienten eso, lo buscan por otro lado, y así, siguen en el círculo vicioso de lo que ellos llaman “La Búsqueda del Amor”, sin saber que jamás lo van a encontrar.

AMOR; es un sentimiento tranquilo que conjuga el corazón con la razón. Cuando sientes paz, calma, seguridad, independencia, complicidad, compañerismo, bondad, paciencia y además de todo sientes deseo (pasión) por tu pareja, es ahí donde se ubica el AMOR. Es posible que la pasión disminuya, pero al existir amor, eso pasa a un segundo plano.

El AMOR no se acaba, la PASIÓN puede que sí.

El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue". 1 Corintios 13: 4-8

Por: CJAT

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lunes, 27 de noviembre de 2017

LOS COLORES Y SU PSICOLOGÍA

Cada color en nuestro alrededor da forma y fondo a lo que vemos. Es hermoso ver un paisaje, un animal colorido, un arcoiris después de una lluvia en un día de sol. Sin embargo, los colores tienen diferentes reacciones en las personas, cuando se usan para fines de marketing, psicología, terapias de relajación y otras actividades.

Hoy les vamos a decir la influencia que ejerce cada color según la psicología.

AZUL: Es el color preferido por el sexo masculino. Ayuda a mantener la calma y serenidad, mejora la productividad, por lo que suele usarse en las oficinas.
AMARILLO: Es un tono alegre y cálido, pero propicia el cansancio visual y provoca el llanto de los bebés.
ROJO: Atrae la atención y provoca el apetito. Como verán, este color está en la mayoría de los logos de comida; generalmente en los de comida rápida. El rojo provoca la compra compulsiva. Este color se asocia con la pasión y el amor.
MORADO: Este color significa lealtad, éxito, bienestar y sapiencia.
ROSA: Los tonos rosas oscuros se asocian con energía y juventud, por lo que se emplean en accesorios de niñas, y los rosas claros se atribuyen al romance. Admito que yo detesto este color.
VERDE: Asociado a la salud, la tranquilidad, el dinero y a la naturaleza. Los verdes claros dan calma y los verdes oscuros evocan la abundancia.
NARANJA: Sinónimo de entusiasmo, emoción, calidez y precaución. Es usado para atraer la atención y la alegría.
BLANCO: Relacionado con la pureza, la inocencia y al vacío. En espacios pequeños se usa para dar una sensación de amplitud.
NEGRO: Asociado con la noche, la muerte, el misterio, el silencio, el invierno, el infinito, la fuerza pasiva femenina, la elegancia y hasta cierto punto la sensualidad. Yo amo este color.

Es importante saber cómo los diferentes colores afectan nuestra percepción y  reacciones frente a las cosas. Muchas empresas de publicidad se basan en esto para hacer logos, propagandas, etc.  De esta misma manera, podemos elegir lo que usaremos como atuendo y maquillaje; dependiendo de la impresión que queramos lograr.

Por: CJAT

Fuente:








sábado, 25 de noviembre de 2017

QUIERO MÁS DE TI (Poema)

Señor, yo quiero más de ti.
Yo quiero conocer todo lo que me perdí.
Quiero hallarme en tu inmenso amor,
que por dureza de mi corazón; me alejé de ti.

Señor, yo quiero más de ti.
Yo quiero abrigarme en tu calor.
Quiero encontrar lo que no encontré,
que por dureza de mi corazón; me perdí.

Señor, yo quiero más de ti.
Yo quiero saber que soy tu creación.
Hacer nueva comunión en ti,
que por dureza de mi corazón; me perdí.

¡Oh! Señor, yo quiero más de ti.
Yo quiero ser nueva criatura por ti y para ti.
Conquistar y evangelizar por tu amor a mí,
que por dureza de mi corazón; me perdí.

Señor, yo quiero más de ti.
Yo ahora sé que soy Hija de Dios,
y siempre estaré plena de perfección,
porque finalmente mi corazón se halló en ti.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

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viernes, 24 de noviembre de 2017

TRAICIÓN (Poema)

Mi vida es mortuorio lecho,
en una bella noche de invierno.
Fugaz, el amor era. Lo siento.
Puro sentimiento estaba muriendo.

Anhelaba sus brazos,
como la flor anhela el rocío,
como la noche de pleno invierno.

¡Oh Dios! que dolor tan eterno.
Mátame y finiquitemos esto.
Diáfana, mi alma era.

Ahora hasta me robaste eso.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

IMPURO AMOR (Poema)


La dulce hipocresía
que de su rostro emanaba,
no era lo que yo quería,
mas era lo que él me daba  

Engañada me estaba sintiendo,
pero el corazón sólo decía,
no te preocupes sigue escribiendo,
que el papel no moriría.

Así lo hice, creo que sí,
pero las lágrimas la tinta corría.
Y sólo él, solamente podría,
calmarme en mi dulce agonía.

¡No seas tú hipócrita también!
o castigo y dolor recibiría,
pero no pude y aún continuaba
escribiendo lo que ya no deseaba.

Cuando por fin su imagen se fue.
mi mente de él se apartó.
Y sólo él, solamente podría,

dejar de herirme con su Impuro Amor.


Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

lunes, 20 de noviembre de 2017

ESTO ES LO QUE QUIERO

Quedarse solos es un miedo normal en todos los seres humanos, aunque algunos digan que prefieren la soledad, siempre llegará un momento en el cual desearán tener alguien con quien compartir algunos momentos de la vida, por no decir todos.
Encontrar al compañero ideal ha sido para mí una travesía larga, extraña, loca y muchas veces errada. Ahora a mis 37 años, dejo que las cosas fluyan. Todos me hablan del famoso reloj biológico. Admito que quiero tener al menos un hijo. No lo quiero tener como madre soltera, pues quiero que crezca en un hogar constituido. Respeto a aquellas mujeres que se han atrevido a tenerlos solas, pero yo no lo podría hacer.  Años atrás confieso que no era mi anhelo, pero ahora sí. Quiero encontrar al hombre ideal y formar un hogar. Si bien es cierto la palabra “ideal” tiene diferentes significados de acuerdo a cómo tengas tus expectativas. Para mí “ideal” se basa en 3 razones fundamentales:
1.- Que crea en Dios. Definitivamente tiene que tener el mismo credo que yo, ya que mis valores y principios se basan y giran alrededor de ÉL. Si está con Dios será capaz de formar una familia estable y dar amor.
2.- Que sea trabajador. No quiero vivir con alguien a quien yo tenga que empujar para todo. Obviamente el éxito se logrará en pareja, pero ambos “empujando el carro”.
3.- Que me guste físicamente. Creo en definitiva que sin atracción las cosas no caminan. Ojo que las opiniones de los demás me valen madre, pues a quien le tiene que gustar es a mí y a nadie más.

A mi edad aprendí a decir lo que siento. Si alguien me gusta, se lo digo. Si alguien me incomoda con sus acosos, también se lo digo. Aprendí que no siempre el hombre debe dar el primer paso. Aprendí que la mujer, algunas veces, debe tomar la iniciativa.

Hoy por hoy, sé lo que quiero, cómo lo quiero y porqué lo quiero.
Sé que al final del camino – que está cerquita – me está esperando la persona que hará brillar mis días y abrigará mis noches.

¡SÉ QUE ESTÁS AHÍ, PORQUE EN SUEÑOS TE VI Y YA TE CONOZCO!


CJAT


Fotografía por Zoe Ezequiel: https://www.facebook.com/influencia.zoe.1



miércoles, 15 de noviembre de 2017

PERFIDO CORAZÓN (Poema)



Ya te fuiste ya, desapareciendo,
el destello sublime de tu encanto.
Eres puro en mi corazón tirano,
que te ocasionó desprecio y espanto.

Sí, mi cuerpo fue el yugo de tu dolor,
y tus pensamientos la pena de mi alma.
Son dardos que penetran en tu amor,
y cruelmente me lo devuelves con calma.

¡No me olvides!, no lo podrás lograr.
Amores crueles no existirán.
Déjame así, sólo así te he de amar.
¡Apártate!, ya no quiero dañarte más.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

ANSIEDADES (Poema)



No existe en ti el amor sublime
que el alma necesita para amar,
ni en mí el suave perfume,
la erudita fragancia a desear.

En tus palabras afables no hay,
lo que mi ánima aspira de tu ser,
ni en las cenizas de mi sufrimiento,
el ocaso de mi absurda estupidez.

Lamento que no pueda contener,
de mis ojos el suave tropel que cae,
sin poderlo aunque quiera suspender.

Y aunque yo te culpe, no eres tú.
Así es el amor, así es.
Sufres para luego fenecer,

feneces para luego querer.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

VANIDAD (Poema)


Indiferente palabra que me hiere,
cual hielo que congela,
y mi corazón calor no tiene,
pero aún espera lo que anhela.

Tu rostro como azul cielo,
deslumbra mi alma en lo profundo,
explorando la agonía de mi ser,
sin encontrar el verdadero rumbo.

¿Cómo lograste perturbarme?
Esa pregunta te la hice,
y con orgullo titánico me dijiste:

“Lo logré con tan sólo mirarte”.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

A MI MADRE (Poema)



Doy gracias a Dios por ti madre,
por tenerte cerca de mí todavía,
por levantar mis ojos a Dios y verte,
en la dicha de cada día.

Si alguna vez sin querer herirte, lo hice
y tu corazón poco a poco rompía.
Perdóname madre mía, no quise,
pero créeme mi alma se arrepentía.

Bendito sea el día en que naciste,
porque en ti mi familia nacía.
Mi hermano y yo queremos hoy

darte gracias por darnos la vida.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong.

DIOS MÍO (Acróstico)


Darme vida y pureza quisiste.
Imagen tuya a mi alma diste.
Oh! Dios no me apartes,
Sin poder lograr amarte.

Mi espíritu alcanzarte quiere.

I sólo así lograré,
¡Oh Señor! Morir sin alejarme.

Por: Cynthia de Jesús Arcaya Tong

sábado, 21 de octubre de 2017

TE DEJÉ IR, PERO JAMÁS TE OLVIDÉ


¡Riiiing!, me levanté de un salto de la cama; eran las 11 am, pero como suele suceder los días domingos, a esa hora estoy aún en el país de los sueños. Me acerqué a mirar por la rendija de la ventana que está junto a la puerta. No distinguía bien, o mejor dicho no reconocía quién era el personaje que estaba parado frente a la reja de mi casa. Grité desde lejos - ¿quién es? -. Una voz familiar respondió – Soy yo, Fernando, ¿ya no te acuerdas de mí? -. Yo seguía sin abrir la puerta, no creía que fuese él después de dos años que supe nada de su existencia. Eran casi dos años de extrañarlo. Lo único que logré saber de él, es que estaba en una relación con una linda chica llamada Pamela, y fue por ello que no me animé a buscarlo otra vez. Admito que luego que él se fue, nunca encontré alguien igual, siempre me arrepentí de alejarlo de mi lado; pero en ese momento era una decisión vital para mí.

Ahora que él está tocando a mi puerta, el corazón se me acelera como la primera vez. Es increíble que el sentimiento esté intacto por tanto tiempo. Es verdad eso que dicen que cuando encuentras a la persona correcta, aunque se separen, en algún momento ésta regresa.

Grité – ¡Ahorita salgo, espérame cinco minutos! -. Corrí, literalmente, hacia el baño. Me lavé la cara, me mojé el cabello, me eché algo de crema hidratante en el rostro y un poco de rubor para no parecer pálida, y salí a abrirle. – Hola Fernando – dije mirándolo como si fuese un sueño. - ¿Qué te trae por acá? – dije con cara de asombro. Él se acercó sin responder a mis preguntas y me dio un abrazo de esos que te rompen los huesos, pero te llenan el alma (siempre). Yo correspondí ese abrazo, y un par de lágrimas salieron de mis ojos. Me las sequé sin que él se diera cuenta. – Entra – le dije sonriendo.

Cuando estuvimos dentro, lo observé detenidamente; él ya no era, físicamente, el mismo de antes. Ahora él tenía unos kilitos de más, unos cabellos de menos y unas arruguitas agradables en el rostro; pero su mirada era la misma que me transportaba a otro mundo, a su mundo. Lo volví a abrazar para saber si era verdad. Me contó que había terminado con Pamela, porque nunca la pudo amar como me amó a mí; pero que en realidad estuvo con ella para llenar el vacío que dejé cuando me fui. Me pidió una explicación clara, del por qué me fui alegando que nuestras creencias eran un obstáculo para estar juntos. Como yo ya me había recuperado de la enfermedad que tuve, me animé a contarle el por qué para mí su creencia en Dios y la fuerza de esa fe, en ese momento, debían de estar presentes en la persona que estaba a mi lado.

-         “Fernando, la razón por la que yo tomé esa decisión tan drástica, fue porque una semana antes de nuestra última salida, yo había recibido una noticia no muy buena respecto a mi salud. Como tú sabes, mi padre falleció de cáncer, algunos tíos también y por ende yo era propensa a que se me manifieste. Me entregaron los resultados de los exámenes que me había hecho. Esos análisis salieron positivos. Me habían detectado cáncer de mama, y como creyente en mi Señor, puse todas mis fuerzas en Él para poder superar lo que se me venía.
Cuando tú me dijiste que ya no creías más en Dios, que tus creencias respecto a Él habían cambiado y que no darías la oportunidad al posible cambio; las ganas de contarte lo que me habían detectado se desvanecieron. No te sentía lo suficiente fuerte para poder afrontar lo que se veía venir conmigo. Así que preferí luchar con la ayuda de Dios, porque tú no ibas a poder hacerlo de la misma manera conmigo. Ahora que estoy recuperada te lo cuento todo, sin temor a que culpes a Dios de la enfermedad que me aquejaba.
En fin, no quiero que te pongas triste, pues ya estoy bien”.

Fernando me miró con sentimiento de culpa y me abrazó. Me pidió perdón. – No hay nada que perdonar – le dije y le di besos en los ojos, tal como solía hacerlo.
Yo sabía que él seguía sin creer en Dios, y que tampoco quería conocerlo; pero aun así, decidimos juntarnos de nuevo. Yo sentía que eso, que él manifestaba, era una forma de defensa para no responderse tantas inquietudes que a veces son difíciles de explicar. Yo opté por darle tiempo al tiempo. Yo siempre oraba por él, para que ablande su terco corazón, pues yo lo amaba y yo sabía que él era bueno.

Pasamos unos 8 meses siguientes muy felices. Las cosas estaban muy bien.
Una mañana me desperté con un fastidio en el pecho. Pensé que era un dolor muscular, pues el día anterior había ido al gimnasio. No le di importancia. El dolor persistió durante una semana. No le conté de esto a nadie, solamente fui al médico y para sorpresa mía, me mando a sacar nuevamente exámenes para descartar cáncer de mama. Mi corazón se paralizó de miedo, las lágrimas cayeron suavemente y un enorme suspiro salió desde el fondo de mi alma. Tenía que contarle a Fernando lo que estaba pasando, pero no lo haría, sino hasta saber los resultados.

A los pocos días fui a recoger los resultados, eran positivos. El médico me llamó al consultorio y me dijo lo menos que  quería escuchar. – Cathy tienes nuevamente cáncer, solo que ahora ha hecho metástasis por algunas partes de tu cuerpo... y solamente te quedan 3 meses de vida. No sé cómo puede haberse expandido tan rápido en ti, pero ahora tú decides si tomas las quimioterapias o no, aunque para el grado que está ya serían en vano -. Me derrumbé, pues Fernando y yo habíamos hecho planes. Él iba a sufrir viéndome así. No regresé a casa sino hasta luego de dos horas. Estaba pensando qué hacer para que él no sufra conmigo y verme deteriorar tan rápido. Bastaba con mi tristeza. Así que tomé una decisión muy dura, pero creo que era la más adecuada; lo iba a dejar ir de nuevo. Él era joven y podía rehacer su vida, tener una familia, ser feliz.

Toda esa semana siguiente, mis actitudes con Fernando cambiaron. Yo era fría, ya no lo abrazaba, ya no lo engreía. Era la única forma que él piense que algo en mí estaba cambiando y así lograr que se vaya alejando. Empecé a salir por las noches sin decirle a donde iba. Él comenzó a creer lo que yo quería que crea. Yo quería que él piense que yo tenía un romance con alguien más. Fue así que a las dos semanas, él me encaró una noche y me dijo – Cathy has cambiado demasiado, de un tiempo a esta parte, ya no eres la misma. Estás más lejana, ya no quieres acariciarme. No me tocas, no te comunicas conmigo. Eres fría, indiferente. ¡Quiero que me digas si me estás engañando! -. Mi respuesta fue directa – ¡SÍ!– le dije. Dentro de mí todo se estaba rompiendo, pero yo prefería que él crea que yo era una falsa, infiel y demás, en lugar que se quede a mi lado y sufra al verme mal. Yo prefería verlo feliz con alguien más que llorando mi partida y que culpe a Dios de todo.

Fernando se fue de la casa, como era de esperarse. Se fue odiándome, sin querer saber nada de mí, jamás. Me bloqueó de todas sus redes sociales y bloqueó a todas mis amistades. Se desvinculó totalmente de mí.

Estoy ahora en la clínica, luego de 8 semanas. Mi cuerpo está débil, mis ojos hundidos, mi piel reseca, mi belleza se desvaneció, pero mi fortaleza permanece intacta, porque sé que me espera una vida eterna en la que mi espíritu se regocijará en Dios.

Mi madre tiene prohibido avisarle a Fernando que estoy acá.

Hoy ya no estoy presente, pero veo a Fernando desde arriba, desde el cielo. Él es feliz, muy feliz. Tiene tres hermosos hijos y una bella esposa. Y aunque en su momento no quiso creer, ahora él es creyente y su matrimonio fue bendecido por el Padre.

Desde donde estoy, logré mi objetivo final con Fernando. Logré que sea feliz y que crea en Dios...


FIN

CJAT



jueves, 12 de octubre de 2017

EL PERDÓN COMO PARTE DE TU FELICIDAD


Hace una semana atrás, mi hermano me envío un vídeo sobre qué es lo que conforma nuestra felicidad y por qué es tan importante el aprender a perdonar.
En ese vídeo nos explica claramente qué significa perdonar, y ahora lo quiero compartir con ustedes.
Según la doctora Sonja Lyubomirsky, licenciada en Psicología por la Universidad de Harvard y doctora en Psicología Social por Stanford, profesora en la Universidad de California y Premio Templeton de Psicología Positiva del 2002, nos explica que el 50% de nuestra felicidad depende de nuestra genética, el 40% depende de las actividades intencionadas, de lo que podamos hacer para ser felices y solamente un 10% depende de la circunstancias y contextos en los que vivimos; salud, belleza, dinero, pareja, etc.
¿En qué porcentaje se ubica el perdón?, pues aunque no lo crean El Perdón se ubica en el 40% de todo lo que podamos hacer para poder lograr nuestra felicidad.
Perdonar no implica olvidar ni tampoco reconciliarse. Perdonar significa dejar de sentir ese sentimiento de cólera, resentimiento, irá, venganza o decepción que la otra persona haya originado en nosotros por alguna actitud, acción o quizás sin querer. Perdonar es neutralizar todo sentimiento negativo y por ende liberarse plenamente de ello para poder seguir adelante. Tampoco implica que tengas que esperar que el otro te pida perdón o disculpas, porque pueda que eso ocurra o que no. Perdonar no es esperar que el otro cambie, ni condicionarlo a que reevalúe esa actitud que te produjo dolor, ¡NO! Perdonar es soltar.
Obviamente, si algún ser querido o tú han sufrido maltratos, quizás violaciones físicas y psicológicas, no vas a ir a encarar a tu agresor y a decirle “te perdono”, no es así. En estos casos, el perdón se da con el tiempo, en donde uno debe tratar de liberarse del sentimiento de venganza y de irá. No es necesario que la otra parte sepa que tú lo has perdonado, eso ya queda en ti. Tú serás capaz de continuar y vivir libre de cargas y en paz. 
Perdonar tampoco significa darle de nuevo la confianza que tenías en la otra persona, no. El perdonar te ayudará, principalmente, a ti. Recuerda que científicamente las personas felices viven más años, inclusive nuestro sistema inmunológico se ve afectado cuando estamos tristes o estresados. Es por ello, que los médicos recomiendan que las personas que sufren de cáncer deben tener una vida tranquila.
Saber perdonar es un reto. Si lo logras, verás que nada podrá afectarte. El perdón te libera, te permite continuar y no estar atado a personas ni a situaciones. De igual manera si tú has cometido un error o has herido a alguien, y quieres ser perdonado; aprende a pedir disculpas, y si te perdonan, bienvenido sea, caso contrario, sigue con tu vida; pues tú ya diste el primer paso.

Por último, quiero dejarte un enlace de un vídeo de Daniel Lumera “El Perdón y la ciencia de la felicidad”. Espero que te des el tiempo de mirarlo.


Cada uno es responsable de tratar de ser feliz.

CJAT




domingo, 1 de octubre de 2017

¿CON LA LUZ PRENDIDA O CON LA LUZ APAGADA?

Estar en la intimidad con tu pareja es lo más hermoso que puede existir, siempre que todo sea en común acuerdo y ambos se sientan cómodos.
El querernos tal y cual somos es parte de la aceptación de nuestro físico, un poco complicado en estas épocas cuando los estándares de la belleza son demasiado fuera de la realidad; claro está que me refiero a ser bellas sin cirugías, prótesis, lipoesculturas, etc. Es debido a todas estas nuevas modas de ser hermosos, lo que ocasiona cierto grado de inseguridad en algunas personas, tanto hombres como mujeres. Muchas veces se nos hace difícil perder la vergüenza cuando es la primera vez que vamos a tener intimidad con nuestra pareja. El pudor es parte de la timidez que cada quien tiene; algunos más, otros menos y algunos nada.
Si eres de los que piensa que la mayoría de las mujeres nos fijamos en cada defecto de los hombres, para sorpresa  les quiero comunicar que nosotras no siempre nos fijamos en los defectos, al contrario, somos nosotras las que pensamos que son ustedes quienes se fijan en cada detalle de nuestra figura.
El hacer el amor con la luz prendida o con la luz apagada puede mejorar o empeorar el momento que van a compartir. Tanto los hombres como las mujeres debemos saber respetar el grado de pudor que nuestra pareja tiene, ya que la idea es que ambos disfruten y no se sientan presionados. Recuerden que con el pasar del tiempo se incrementa la confianza y, poco a poco, ambos se irán liberando de ciertos tabúes que pueden frenar en algo la exploración de la sensualidad de ambos sexos.
Si tu pareja prefiere mantener la luz prendida y tú te sientes bien así, entonces adelante y disfruten; pero si no ocurre esta situación, quizás una luz tenue puede lograr la comodidad que ambos anhelan para el intercambio de sus energías.

Date el tiempo de conocer a tu pareja y ámala en su belleza natural. En su imperfección está su perfección.

CJAT



sábado, 30 de septiembre de 2017

UNA HISTORIA DE “AMOR”. CAPÍTULO VI: ¿UN CLAVO SACA A OTRO CLAVO?


Hay una frase muy común que dice: “Un clavo saca a otro clavo”, pues valiéndome de esa frasecita, y cansada de que Roberto aparezca de vez en mes; decidí instalar una de esas aplicaciones para conocer gente, una que se llama “Mi media fruta” o algo así.
Una vez instalada la aplicación en mi celular, subí mi perfil. Me puse de nombre Pamela, ya que sé que no es bueno dar todos los datos verdaderos, porque en realidad no se sabe con qué tipo de personas o locos te pondrás en contacto. De tanto poner “X” a cada alternativa, finalmente encontré uno que calzaba con mis gustos y parecía confiable. Al poco rato de darle aprobación al perfil del individuo, me llegó un mensaje. Entre intercambios de saludos e información básica; decidimos conocernos en persona. Hasta el momento solo sabía que él era arquitecto y aficionado a la fotografía – otro fotógrafo más, ¡NO, POR FAVOR! -. La cita se pactó en un cine cerca de mi casa.
Llegado el día, Emilio – así se llamaba – llegó al cine como media hora antes que yo. Cuando yo subí las escaleras, y entré al área del cine, vi a alguien totalmente distinto al que salía en las fotos publicadas en su perfil de “Mi media fruta”, pero igual parecía ser agradable. Ya estaba ahí, ni modo de hacerle un desplante. La primera impresión que tuve, fue de alguien algo amanerado o mejor dicho delicado; fue en ese preciso instante que recordé una frase que un amigo ingeniero me dijo una vez: “La mayoría de arquitectos son algo delicados, nunca salgas con uno”, pero preferí hacer caso omiso a ese consejo, y dejar que las cosas fluyan.
Una vez en la fila para comprar las entradas, él, amablemente, compró las mías y no dejó que yo pague lo que me correspondía. Compró pop corn y dos refrescos. La verdad, ni recuerdo que película vimos. Lo que sí recuerdo es que tanto tenía en mente la frase esa del “arquitecto amanerado”, que yo no dejaba de observar sus ademanes. Me intrigaba confirmar o no la veracidad de esa creencia. Al final, decidí no darle vueltas al asunto; si le gustan las mujeres y es amanerado, pues así es y ya. Era simpático, pero tan de mi gusto tampoco.
Luego de unas cuantas salidas más, para ser exactos digamos que seis veces más; él me dijo que yo le gustaba y que quería intentar tener una relación de pareja conmigo. Tenía mis dudas, por no decir hartas; pues mi corazón y mente no dejaban de pensar en Roberto, pero al ver que el bendito flaco no daba señales de mayor interés, opté por aceptar a Emilio. No puedo negar que era demasiado atento, muy respetuoso; pero lo que empezó a fastidiarme un poco, era que quería verme casi a diario, y yo quería mi espacio. Un espacio al que ya me había acostumbrado tener.  Emilio agregó a mis amigas a su facebook; yo ya no tenía privacidad, ¡horror! El muchacho ya estaba invadiendo sumamente rápido mi vida. No voy a negar que besaba bien, pero yo no sentía esa afinidad que se debía tener para continuar con él. La gota que rebalsó el vaso, fue cuando luego de un par de semanas, me dijo que me amaba. Yo, como comprenderán, no estaba en la misma frecuencia, y no sentía lo mismo; pero mi error fue decirle “yo también”, pues me daba algo de nostalgia ver su rostro con la expresión de incertidumbre y tristeza, cuando yo no le respondía de la misma manera. Estaba siendo empática, ya que yo ya había pasado esta situación con Roberto, y a ciencia cierta, no quería que Emilio sintiera eso de parte mía. No quería ser “Roberta” y él “Antonello”, ¡ja, ja, ja!
Pasaron tres semanas y yo seguía asustada por el sentimiento que de él provenía.
Me presentó a su mamá en un almuerzo que él coordinó, un día de semana. Yo fui, no tenía nada que temer. Quizás conociendo a su madre, las dudas se iban a desvanecer, pero no sucedió así. Al contrario, pues en medio de la conversación amena que estábamos teniendo los tres, ella – la madre de Emilio -, le dijo que ya era hora de presentarme a sus abuelos para que la cosa sea más formal. Fue ahí, justo ahí, cuando en mi cabeza se presentaron una serie de imágenes; yo planchando, yo lavando, yo cocinando, yo cuidando bebés, yo con las greñas sueltas, yo subida de peso; y sin pensarlo dos veces, bueno no, lo pensé tres veces, y decidí acabar con esta relación extraña. Es decir, que lo único que ahora quería era finiquitar esto que estaba yendo demasiado rápido y, que en definitiva, no iba a congeniar con su familia, y menos con él. No me sentía totalmente atraída por su físico, y agregando a eso, su familia ya quería que él formalice, cosa que me sorprendió, porque ni siquiera me conocían bien. En fin, luego de la cuarta semana, hablé con él y le dije que yo no lo amaba, que jamás había sentido eso, solo que se lo había dicho cual espejo, para que él no se sienta rechazado. Finalmente, se vino venir lo que yo me merecía. Emilio me dijo unas cuantas palabras llenas de cólera, impotencia, ira, que yo había causado; simplemente por querer “sacarme un clavo con otro clavo”. Para ese entonces, el clavo llamado Roberto, seguía intacto. Seguía siendo el único con el cual yo quería ese contacto físico-espiritual. En lugar de haberme liberado de una carga, me llené de otra mucho más negativa. Ahora, estaba cargando con los sentimientos nada buenos de Emilio.  Crean o no, esas energías negativas que yo provoqué en Emilio, se regresaban cual karma hacia mí.
Así que ojo con hacer daño. Actualmente, leo mucho de esos temas y créanme que jamás volvería a dañar a alguien así, únicamente por el hecho de sentirme bien yo.
Realmente, nunca supe si esa delicadeza y amaneramiento, eran por otro motivo. Tampoco lo sabré. Nunca tuve el valor de preguntarle.
Luego de este mes, algo turbulento, Roberto se dejó ver; por fin dio señales de vida. Como era de suponer, yo, tontita, accedí a salir nuevamente con él; sabiendo que un dolor futuro se veía venir.
Las mujeres somos tercas, cuando nos dicen que algo no es para nosotras, ahí estamos. Imposible negar lo innegable; yo estaba cegada por esa conexión cósmica que solamente Roberto podía provocar en mí.  Según él, la misma conexión que él sentía conmigo. Su palabrería era: “Cuando estoy contigo, percibo tu paz, tu tranquilidad y tu dulzura, todo eso provoca besarte y abrazarte. Me podría quedar dormido a tu lado por días”. Ahora me doy cuenta del mensaje subliminal que esa frase tenía. Realmente en el fondo el mensaje era: “Cuando estoy contigo me siento amado, y eso me gusta. No te amo, pero mi ego se llena cuando siento que tú sí me amas. Me podría quedar dormido a tu lado por días, para que me mimes y me cuides; pero no para toda la vida”.
Así son las cosas, los seres humanos somos demasiados complejos de entender. Sabemos que estamos haciendo algo mal, pero siempre buscamos excusas para continuar con ello.
Roberto y yo, continuamos saliendo. Yo, a sabiendas de la verdad; él pensando que yo era igual de libre y práctica en cuanto a sentimientos se trataba.


Continuará en el Capítulo VII: Sigo intentando Amar.

CJAT