Leo en tu mirada,
esas pupilas dilatadas,
que expresan en lo callado,
que me quieres a tu lado.
Leo en ese abrazo,
tu alma que conecta,
en sintonía perfecta,
cual pintor en cada trazo.
Leo en tu respiro,
el agitar de tus latidos,
que provoca mi presencia,
cuando siento tu respiro.
Leo tus pensamientos,
cuando escucho suavemente,
que susurras en mi mente:
“no te conozco y te deseo”.
Leo tus ojos.
Leo tu cuerpo.
Leo tus latidos,
también tus pensamientos,
y para completar este círculo incierto,
quisiera leer tus labios,
y con el sabor de tu rocío,
saciar la sed de mis pétalos.
CJAT
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