martes, 26 de enero de 2016

Hoy comprendí.

Hoy comprendí que las cosas muchas veces no son lo que parecen o lo que se esperan. A veces creemos que nos quieren en su vida y al segundo cambiaron de parecer. Haces planes en tu imaginación y piensas que por fin llegó la persona que complementa tu existencia, pero finalmente te das cuenta que el vacío sigue presente, que la soledad sigue presente y que lo único que logra llenar ese espacio eres tú misma, tu amor, el amor que das a los demás sin esperar recibir lo mismo.
No lograba entender – hasta hace unos minutos -  el por qué las personas me buscan para que las ayude, para que les dé consejos, para que las escuche. Siempre soy yo quien orienta, pero quien me orienta a mí, quién me escucha. Dicen que tengo un aura muy buena, muy clara; pero últimamente solo he sentido tristeza y soledad. Y únicamente esa soledad se va cuando estoy cerca de ti, no importa si no hablas, no interesa si no veo tus ojos, el solo hecho de estar me complementa. Tú eres quien le da sentido a mi vida y en mis peores momentos estás cerca, en mis peores momentos me das la fuerza de no dejarme abatir por la oscuridad de lo negativo. Tú me levantas y tu energía es la que me sigue guiando. Basta que te llame (figurativamente, pues te llamo con el corazón) para que tu voz aparezca en mi mente y como quien no quiere la cosa, me calmas, me apaciguas y me das paz.
Gracias por quedarte y amarme tal y cual soy, por decirme que el amor no está en lo que lo demás me puedan dar, sino en lo que yo pueda dar a los demás. Hoy comprendí que amar no es encontrar el amor de tu vida, sino muy por el contrario, amar es amarte tan y tan fuerte que ese amor salga por tus poros y contagie a todos los que están a tu alrededor.
Tu mandamiento lo dice: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Gracias Padre porque ya me oíste.

CJAT





miércoles, 13 de enero de 2016

¿YO SOY FRÍA?


Desde hace un tiempo atrás que ya he dejado de llorar. No sé si me he convertido en alguien insensible o si tanta equivocación en el amor me está convirtiendo en alguien un poco fría.  Hay cosas que me hieren y, que normalmente en otro momento, hubieran hecho de mí un paño de lágrimas, pero ahora no. Es más, yo me consideraba alguien recontra llorona, no sé qué me está pasando, ya no sé por qué ha cambiado esto en mí.
Ayer conversando con una buena amiga, entre bromas y buenos consejos, me dijo que lo que pasa conmigo es que estoy cerrando las puertas de mi corazón porque no quiero salir herida nuevamente y que si sigo así dejaré pasar a la persona que podría ser mi complemento. Puede ser cierto, pero en retrospectiva, no me arrepiento de las rocas que tuve en mi camino, solo que ahora tomo las cosas de una manera más práctica y más serena. En otras palabras, ya no le doy mucha importancia a mi corazón, ahora mi cerebro es el principal actor en cada decisión amorosa que tomo. Creo que sigo siendo una persona cursi - por eso me encanta escribir sobre el amor -,   pero de mis ojos ya no caen lágrimas y cada vez que siento esa sensación de nudo en la garganta que va subiendo, lo único que salen de mí son suspiros y más suspiros.
Soy de esas personas que aunque se sientan tristes, jamás van a demostrarlo, salvo mi madre que me conoce al derecho y al revés, y que con solo mirarme ya sabe que algo pasa conmigo.
No sé cuánto tiempo más me va a tomar esta etapa de mi vida, pero en mi “base 3”, sé que la persona que esté a mi lado será porque me acepta tal y cual soy, que no pretende cambiar mi esencia, que no espere más de lo que yo pueda dar, que no me agobie con frases como “sería mejor si fueras así…”, que no me reproche por escribir todo lo que siento – puesto que no tengo otra manera de desfogue y además me encanta -, que no quiera cambiar mi aspecto, que me ame de la misma manera que yo sé amar, sin reproches, sin celos, con libertad, con espacio, con compañía, sin presión, con puntos de vista distintos, con ternura, con respeto, con inteligencia. Creo que el día que encuentre a esa persona, entonces ahí, volveré a llorar.
P.D.: Lloraré, pero de alegría.

CJAT