sábado, 30 de septiembre de 2017

UNA HISTORIA DE “AMOR”. CAPÍTULO VI: ¿UN CLAVO SACA A OTRO CLAVO?


Hay una frase muy común que dice: “Un clavo saca a otro clavo”, pues valiéndome de esa frasecita, y cansada de que Roberto aparezca de vez en mes; decidí instalar una de esas aplicaciones para conocer gente, una que se llama “Mi media fruta” o algo así.
Una vez instalada la aplicación en mi celular, subí mi perfil. Me puse de nombre Pamela, ya que sé que no es bueno dar todos los datos verdaderos, porque en realidad no se sabe con qué tipo de personas o locos te pondrás en contacto. De tanto poner “X” a cada alternativa, finalmente encontré uno que calzaba con mis gustos y parecía confiable. Al poco rato de darle aprobación al perfil del individuo, me llegó un mensaje. Entre intercambios de saludos e información básica; decidimos conocernos en persona. Hasta el momento solo sabía que él era arquitecto y aficionado a la fotografía – otro fotógrafo más, ¡NO, POR FAVOR! -. La cita se pactó en un cine cerca de mi casa.
Llegado el día, Emilio – así se llamaba – llegó al cine como media hora antes que yo. Cuando yo subí las escaleras, y entré al área del cine, vi a alguien totalmente distinto al que salía en las fotos publicadas en su perfil de “Mi media fruta”, pero igual parecía ser agradable. Ya estaba ahí, ni modo de hacerle un desplante. La primera impresión que tuve, fue de alguien algo amanerado o mejor dicho delicado; fue en ese preciso instante que recordé una frase que un amigo ingeniero me dijo una vez: “La mayoría de arquitectos son algo delicados, nunca salgas con uno”, pero preferí hacer caso omiso a ese consejo, y dejar que las cosas fluyan.
Una vez en la fila para comprar las entradas, él, amablemente, compró las mías y no dejó que yo pague lo que me correspondía. Compró pop corn y dos refrescos. La verdad, ni recuerdo que película vimos. Lo que sí recuerdo es que tanto tenía en mente la frase esa del “arquitecto amanerado”, que yo no dejaba de observar sus ademanes. Me intrigaba confirmar o no la veracidad de esa creencia. Al final, decidí no darle vueltas al asunto; si le gustan las mujeres y es amanerado, pues así es y ya. Era simpático, pero tan de mi gusto tampoco.
Luego de unas cuantas salidas más, para ser exactos digamos que seis veces más; él me dijo que yo le gustaba y que quería intentar tener una relación de pareja conmigo. Tenía mis dudas, por no decir hartas; pues mi corazón y mente no dejaban de pensar en Roberto, pero al ver que el bendito flaco no daba señales de mayor interés, opté por aceptar a Emilio. No puedo negar que era demasiado atento, muy respetuoso; pero lo que empezó a fastidiarme un poco, era que quería verme casi a diario, y yo quería mi espacio. Un espacio al que ya me había acostumbrado tener.  Emilio agregó a mis amigas a su facebook; yo ya no tenía privacidad, ¡horror! El muchacho ya estaba invadiendo sumamente rápido mi vida. No voy a negar que besaba bien, pero yo no sentía esa afinidad que se debía tener para continuar con él. La gota que rebalsó el vaso, fue cuando luego de un par de semanas, me dijo que me amaba. Yo, como comprenderán, no estaba en la misma frecuencia, y no sentía lo mismo; pero mi error fue decirle “yo también”, pues me daba algo de nostalgia ver su rostro con la expresión de incertidumbre y tristeza, cuando yo no le respondía de la misma manera. Estaba siendo empática, ya que yo ya había pasado esta situación con Roberto, y a ciencia cierta, no quería que Emilio sintiera eso de parte mía. No quería ser “Roberta” y él “Antonello”, ¡ja, ja, ja!
Pasaron tres semanas y yo seguía asustada por el sentimiento que de él provenía.
Me presentó a su mamá en un almuerzo que él coordinó, un día de semana. Yo fui, no tenía nada que temer. Quizás conociendo a su madre, las dudas se iban a desvanecer, pero no sucedió así. Al contrario, pues en medio de la conversación amena que estábamos teniendo los tres, ella – la madre de Emilio -, le dijo que ya era hora de presentarme a sus abuelos para que la cosa sea más formal. Fue ahí, justo ahí, cuando en mi cabeza se presentaron una serie de imágenes; yo planchando, yo lavando, yo cocinando, yo cuidando bebés, yo con las greñas sueltas, yo subida de peso; y sin pensarlo dos veces, bueno no, lo pensé tres veces, y decidí acabar con esta relación extraña. Es decir, que lo único que ahora quería era finiquitar esto que estaba yendo demasiado rápido y, que en definitiva, no iba a congeniar con su familia, y menos con él. No me sentía totalmente atraída por su físico, y agregando a eso, su familia ya quería que él formalice, cosa que me sorprendió, porque ni siquiera me conocían bien. En fin, luego de la cuarta semana, hablé con él y le dije que yo no lo amaba, que jamás había sentido eso, solo que se lo había dicho cual espejo, para que él no se sienta rechazado. Finalmente, se vino venir lo que yo me merecía. Emilio me dijo unas cuantas palabras llenas de cólera, impotencia, ira, que yo había causado; simplemente por querer “sacarme un clavo con otro clavo”. Para ese entonces, el clavo llamado Roberto, seguía intacto. Seguía siendo el único con el cual yo quería ese contacto físico-espiritual. En lugar de haberme liberado de una carga, me llené de otra mucho más negativa. Ahora, estaba cargando con los sentimientos nada buenos de Emilio.  Crean o no, esas energías negativas que yo provoqué en Emilio, se regresaban cual karma hacia mí.
Así que ojo con hacer daño. Actualmente, leo mucho de esos temas y créanme que jamás volvería a dañar a alguien así, únicamente por el hecho de sentirme bien yo.
Realmente, nunca supe si esa delicadeza y amaneramiento, eran por otro motivo. Tampoco lo sabré. Nunca tuve el valor de preguntarle.
Luego de este mes, algo turbulento, Roberto se dejó ver; por fin dio señales de vida. Como era de suponer, yo, tontita, accedí a salir nuevamente con él; sabiendo que un dolor futuro se veía venir.
Las mujeres somos tercas, cuando nos dicen que algo no es para nosotras, ahí estamos. Imposible negar lo innegable; yo estaba cegada por esa conexión cósmica que solamente Roberto podía provocar en mí.  Según él, la misma conexión que él sentía conmigo. Su palabrería era: “Cuando estoy contigo, percibo tu paz, tu tranquilidad y tu dulzura, todo eso provoca besarte y abrazarte. Me podría quedar dormido a tu lado por días”. Ahora me doy cuenta del mensaje subliminal que esa frase tenía. Realmente en el fondo el mensaje era: “Cuando estoy contigo me siento amado, y eso me gusta. No te amo, pero mi ego se llena cuando siento que tú sí me amas. Me podría quedar dormido a tu lado por días, para que me mimes y me cuides; pero no para toda la vida”.
Así son las cosas, los seres humanos somos demasiados complejos de entender. Sabemos que estamos haciendo algo mal, pero siempre buscamos excusas para continuar con ello.
Roberto y yo, continuamos saliendo. Yo, a sabiendas de la verdad; él pensando que yo era igual de libre y práctica en cuanto a sentimientos se trataba.


Continuará en el Capítulo VII: Sigo intentando Amar.

CJAT



sábado, 16 de septiembre de 2017

MENTIRAS, ¿SON TODAS MENTIRAS?

Como dice la letra de la canción “Palabras, palabras, palabras…..hay entre los dos”.
Es complicado que una persona diga siempre la verdad, ya que la mentira es inherente al ser humano. Se dice que no hay mentira grande ni mentira pequeña, todas son mentiras y punto;  pero, ¿qué sucede si mientes para no herir a tu pareja o para evitar una pelea entre terceros? Ahí,  ¿crees que sea válido hacerlo o no?
Si te pones a analizar, en todo lo que haces en tu día a día, sorprendentemente te darás cuenta que mientes casi a menudo; en tu casa, en tu trabajo, a tus amigos, etc. En tal sentido, nadie podría afirmar que jamás ha mentido.
Es difícil descubrir una mentira, pero existen algunas señales que el ser humano las manifiesta de manera espontánea, y que te pueden dar una pista para descubrir cuándo tu pareja te está ocultando algo.
Según estudios científicos, al inconsciente no se le puede engañar, y es así que el lenguaje corporal  te delata, como diría El Chavo: “Sin querer, queriendo”.
A continuación les doy unos “tips” que espero ayuden, pero recuerden que todo es relativo, de acuerdo al contexto en que se dé la situación.
Se sospecha que la persona te está mintiendo:
·         Cuando se tapa la boca durante una conversación. Siempre y cuando no lo haga porque tiene mal aliento… ¡ja, ja, ja!
·         Si desvía la mirada hacia abajo cuando le haces una pregunta. Ejemplo: “Amor, ¿por qué tu celular siempre lo tienes en vibrador?” Respuesta: (con la mirada hacia abajo) “Princesa, lo que sucede es que el sonido me estresa, además, lo tengo siempre en el bolsillo”.
·         Cuando parpadea sin cesar. Es decir, se siente muy nervioso.
·         Cuando eleva el tono de voz en frases específicas.
·         Cuando respira profundamente y voltea para todos lados evitando dar una mirada directa. Es decir, se siente incómodo  y quiere irse para evitar que sea descubierto.
·         Cuando te responde una pregunta con otra.
·         Cuando usa las siguientes frases: “Créeme que de verdad yo te iba a decir eso…”, “Honestamente las cosas son así…”, “Precisamente estaba pensando en…”, “De verdad que lo mismo te iba mencionar...”.  Si él o ella exagera las frases para que le creas, es porque ni él mismo se la cree y trata de convencerte, sí o sí, que lo que está diciendo es la más pura verdad.
·         Si te acusa de mentirosa por anticipado. Como dice el dicho: “El ladrón piensa que todos son de su misma condición”.

Ahora detallaremos las mentiras más comunes en los hombres y en las mujeres.
Comenzaremos con una lista de mentiras de “Macho que se respeta”:
1.       “Solo estuve tomando un par de cervecitas con los amigos”. ¡Mentira más grande!, Eso quiere decir que ha tomado hasta reventar. Puede que lo de los amigos sea cierto, pero depende qué clase de amigos tenga, porque si son de esos moviditos, entonces quizás haya habido algunas amigas también.
2.       “Confía en mí, yo jamás te mentiría”. ¡Ja, ja! Recuerda los “tips” anteriores. Cuando le dan demasiado énfasis a una frase es porque no es cierto.  Algo oculta.
3.       “Me gusta pasar tiempo contigo y con tu madre”. Cuando te digan esto, piénsalo bien y mira su lenguaje corporal, puede que sea cierto; pero en la mayoría de los casos no lo es. Pregúntate: ¿Acaso a mí me gusta pasar tiempo con la madre de mi pareja?
4.       “Nunca pienso en otras mujeres que no seas tú”. ¡Ay!, como diría Tres Patines: “Cosa ma’ grande de la vida chico”. Eso es casi imposible, porque hasta nosotras pensamos en otros hombres que no sean nuestras parejas, ¿o no?
5.       “Intente llamarte y la señal no entraba”. Ojo con esta mentira, porque a pesar de ser una de las más usadas puede que en ella se oculte algo, ya sea que haya estado de juerga con sus amigos o quizás con otra mujer. Atenta a las pistas.
6.       “Yo no estaba mirando a esa chica”. Eso si es una mentira grandísima, sobre todo cuando esa chica es muy sexy; pero no deberías hacerle un “show” por ello, lo único que deberías pedirle a tu pareja es que si va a mirar, que lo haga de manera discreta que no te des  cuenta; ya que si te tiene al costado debe respetarte. Además no creo que a él le guste que mires descaradamente a otro hombre estando él a tu costado.
7.       “Te pago, mañana, sin falta”. Una mentira clásica. Es mejor no prestarles, porque después es vergonzoso estarles cobrando.

Es el turno de nosotras las mujeres. Así que hombres atentos a esta lista de mentiras que las mujeres solemos decir:
1.       “El lunes comienzo mi dieta”. Todas las mujeres justificamos nuestros pecadillos de comida con esta frase para aliviar nuestra culpa.
2.       “No me molesta que salgas con tus amigos”. En realidad lo que incomoda es que tomes como si el mundo dependiera de la cantidad de alcohol que vas a ingerir. Si te midieras, eso sería otro cantar.
3.       “Salgo en 5 minutos”. Que en traducción quiere decir que mejor te pongas cómodo, porque por lo menos será una media hora más.
4.       “Me cae súper bien tu ex”.  A ninguna mujer le cae bien la “Ex” de su pareja. Así que hombres no crean en esta frase.
5.       “No, tranquilo. No quiero compromiso”.  Hombres lo dejo a su criterio, porque en algunos casos sí es cierto.
6.       “Yo no soy celosa”. Pero la cara que ponemos dice lo contrario.
7.       “No, él es solo un amigo. No me gusta”.  ¡Ja, ja, ja!
8.       “No suelo tomar mucho, un trago corto y nada más”. Pero una vez que toma uno, se convierten en dos, luego en tres y seguimos sumando, hasta que se pone recontra feliz.
9.       “Estoy en camino, lo que pasa es que hay mucho tráfico”. Lo que sucede es que salió tarde y no supo calcular bien su tiempo.
10.   “Estoy por salir”. Quiere decir que está por salir de la ducha, recién se va a cambiar y a alistar para encontrarse contigo.

Finalmente, recuerda que confiar en tu instinto es lo mejor que puedes hacer; pero ten en cuenta que si cada vez que tu pareja te dice la verdad, y eso ocasiona peleas, pues no te lamentes cuando empiece a ocultarte las cosas para evitar discusiones. No siempre cuando tu pareja te miente es porque te sea infiel, sino porque uno mismo ha originado ese círculo de mentiras.

La comunicación y la confianza es lo fundamental en una Relación de Pareja.

CJAT



jueves, 7 de septiembre de 2017

¿EL AMOR SE ACABA?

Esta es la pregunta del millón. Saber si el amor es eterno o no.
Ese cosquilleo cuando estás saliendo por primera vez con la persona que te gusta, anhelar verla, querer pasar todo el tiempo a su lado; son cosas que le dan un alto grado de entusiasmo y pasión al inicio de toda relación. Todo lo mencionado tiene una explicación científica, pero hay que recordar que la ciencia explica lo lógico, lo cerebral; y nosotros, como seres humanos, estamos formados por emociones que nos complican el entendimiento. Así que la ciencia tiene un 50% de verdad y el otro 50% es nuestra decisión y sentimiento.
El amor se acaba porque has idealizado a tu pareja en algo que realmente no es; la ves más guapa de lo que es, más trabajadora de lo que es, más inteligente, etc. Esta idealización exagerada es por la existencia de la Dopamina y las Endorfinas. Cuando éstas disminuyen, es cuando comenzamos a sentir “menos amor”. 
Recuerda que el cerebro está adaptado para enamorarse e interpretar gradualmente de forma realista el amor, pero depende de nosotros saber comprender el proceso y actuar antes que todo llegue a su final. Percibo que el amor está por fracasar:
1.- Cuando los pequeños detalles que tiene tu pareja no te dan alegría y actúas de forma pasiva. 
2.- Cuando no tienen alegría compartida.
3.- Cuando ya no tienen proyectos juntos y se independizan de manera tal, que el objetivo de unidad ya no importa. 
4.- No comparten tiempo, ni se comunican las alegrías y tristezas.
5.- Manejan de manera equívoca la ira, los celos y la frustración. Cualquier cosa que tu pareja diga o haga te parece mal, o errado.
Si te das cuenta que estas cosas están pasando en tu relación, y no haces nada al respecto, entonces el amor se acabará; pero si reaccionas a tiempo y buscan solucionar los problemas, las hormonas se reactivarán, si bien es cierto la Dopamina y Endorfinas habrán disminuido en algo, se dará paso a la Oxitocina, que es la hormona del apego. 
Finalmente, la Oxitocina hará que el amor sea de compañerismo y entendimiento.
La ciencia te lo explica, pero realmente, el amor se mantiene por decisión mutua. Si solamente uno de los dos quiere luchar por la relación, en definitiva, el amor llegará a su término.

CJAT

www.facebook.com/imperfectamente.perfectos