sábado, 22 de abril de 2017

Una historia de “amor”. Capítulo V: ¿Quién da el primer paso?

Hasta ahora no les he dicho el nombre del personaje varonil y delgado que había prendado mi corazón, pues creo que ya es hora de decirlo. Él se llama Roberto Moreno Rois, ¡NO!, ese no es su nombre real; así que no empiecen a buscarlo por el facebook u otras redes sociales; ya que es un nombre ficticio, pero con las mismas iniciales del verdadero.
Sigamos con el relato. Ya había pasado como 15 meses desde que lo conocí, y más o menos como un año desde que fue la primera vez que probé sus suaves labios. Era una situación extraña, pero inquietante. Nos veíamos cada dos o tres semanas; pero las veces que nos acompañábamos, eran espacios de tiempo que se detenían. Los minutos eran horas y las horas eran días.
Ya después de un buen tiempo, una noche decidí tomar yo la iniciativa y buscar el momento propicio para tener ese encuentro de materia y espíritu. Estaba segura y preparada para afrontar lo que viniera después, sea bueno o malo; pero realmente quería tener esa conexión. Yo quería experimentar su energía, esa que fluye cada vez que lo veo. Él era el indicado; pero no me puse a pensar si yo era, para él, la indicada.
Un jueves por la tarde, le envié un mensaje para encontrarnos el fin de semana en un lugar especial. Me respondió con un sí. Le dije que no se preocupe, que no se sienta comprometido – pues él era algo tímido – que solamente quería dormir abrazada a su lado y que no iba a pasar nada que él no quisiera. Suena raro que una mujer diga eso, y que sea el hombre quien se sienta incómodo; pero creo que esta era una de esas situaciones.
Por fin llegado el fin de semana – día sábado – le envié un mensaje del lugar donde nos encontraríamos. Él tenía una presentación con su banda y por ende no podíamos llegar los dos juntos. Así que por iniciativa propia, yo llegué primero al lugar y le dije que apenas termine me dé el encuentro. Yo llegué como a las 11:30 pm y él apareció como una hora y media después. En todo ese lapso de tiempo, estuvimos en contacto para saber por dónde él estaba y cuánto tiempo le tomaría llegar. Nunca había estado tan nerviosa, era claro lo que yo buscaba; pero no sabía si él reaccionaría de la manera esperada.
Llegado el momento, vibró mi celular, era él mandando un mensaje.
-          Hola Antonella, ya estoy llegando. Estoy en el grifo llenando el tanque de la camioneta y en 10 minutos llego – dijo con una voz un poco agotada -.
-          Perfecto flaquis, yo acá te espero. Me traes una botella de agua mineral, por favor – dije media somnolienta -.
-          ¡Sale! ¿Quieres que te lleve algo más?
-          No, gracias. Besos – le dije -.
-          ¡Besos! – respondió -.
Finalmente, tocaron a la puerta de la habitación – ¡toc, toc, toc! – era él. Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta. Lo primero que hicimos al vernos fue darnos un abrazo fuerte, y como siempre digo, de esos que te rompen los huesos, pero te llenan el alma. Él estaba vestido como siempre, con su pantalón negro pitillo, su polo negro, traía el cabello con su look de pelos parados y sus botines de cuero negro. Su mirada lucía agotada. También tenía a la mano un pequeño neceser, donde asumo, cargaba sus cosas de aseo personal; pues la idea era pasar la noche juntos.
Nos echamos en la cama, yo estaba viendo una película. Él se echó y extendió su brazo para que yo me acurruque, inmediatamente lo hice. Los dos abrazados estuvimos viendo la película por unos cuantos minutos. El calor en la habitación empezó a subir, al menos eso era lo que mi cuerpo percibía, no sé si era el nerviosismo o si era la temperatura del ambiente. Inesperadamente, él volteó su cuerpo hacia mí y me dio un beso apasionado. Sus labios estaban calientes, su cuerpo se sentía como hirviendo. Él estaba con ropa, no piensen aún lo que no ha pasado. Nos besamos y luego de ello, todo el miedo que yo sentía se fue disipando. Me sentía segura a su lado. Sabía que nada malo podía pasarme. Confié en él.  Entonces yo le devolví con otro beso lleno de amor, ternura, fuego y paz. Él lo sintió; pues su ser reaccionaba a cada caricia que yo le daba. Era como tocar un cuerpo puro; no había malicia en él, ni tampoco en mí. Pasó lo que ya se veía que iba a suceder; pero cuando todo terminó, me sentí confundida. Nuevamente el miedo me abrumó. Me levanté al baño y me miré al espejo, tenía unas ganas inmensas de llorar. No quería que él me viera así. Me lavé la cara, tomé un poco de agua y salí a echarme junto a él. Él, todo cariñoso, me extendió sus brazos nuevamente y tratamos de dormir. Digo tratamos, porque al final él sí pudo dormir; pero yo no. Mi corazón tenía un enorme nudo que estaba a punto de estallar. Así que lo único que atiné a hacer es levantarme, cambiarme y llamar a un taxi para regresar a casa.
Cuando llegó mi taxi, lo desperté y le dije que ya me iba. Él me miró extrañado y sorprendido. ¿Estás bien?, pero déjame cambiarme para llevarte – me dijo con voz suave -. No te preocupes que mi taxi está esperando abajo – le dije con premura - y me fui. Ya en el taxi, me arrepentí de haberlo dejado, era como haberlo abandonado sin darle explicación alguna.
Pasaron como 5 días y no nos comunicamos. Yo no quería hablarle. Hasta que él me llamó. Era de noche y yo había salido a correr al parque que está a espaldas de mi casa. Me preguntó si me sentía bien y qué había sucedido ese día que me fui sin decir nada. Finalmente, tuve el valor de explicarle.
-          Mira Roberto, la verdad me fui, porque tengo miedo a enamorarme. Sabía que si despertaba al lado tuyo, era algo que iba a querer mantener, es decir algo más serio. Sé que tú no buscas lo mismo. Por eso me fui – luego de decir eso, se formó un nudo en mi garganta -.
-          ¿Por qué  no me dijiste nada?, eso hay que conversarlo en persona. Pensé que en realidad te habías ido por otro motivo; pero en fin, ya fue. No te preocupes – dijo con una voz algo extraña -.
Evidentemente, no era la respuesta que yo esperaba; pero sabía que algo así iba a suceder. Yo quería que él me dijera que también se estaba enamorando, que no me sienta mal; pues mi miedo era infundado; pero no fue así. Mi prioridad era él. Su prioridad no era yo. Al final de la conversación quedamos en pendiente para hablar. No sabíamos cuándo; pero teníamos que hablar.

“El amor nace no necesariamente de la misma manera”.

CJAT

miércoles, 5 de abril de 2017

CARTA A MI “AMIGO”


¿Alguna vez has sentido esa presión en el pecho? ¿Ese suspiro que sale desde el fondo de tu ser? ¿Eso que se siente como una espada que atraviesa el corazón? Es ese sentir, el que en este preciso momento, me llena de tristeza; pero al mismo tiempo de libertad. Hoy decidí dejar de sufrir por un amor que en realidad no creo que sea amor, porque solamente me trae confusión.
La mayoría de las mujeres nos complicamos la vida por alguien que sabemos que no es para nosotras, pero el solo hecho de verlo misterioso y con algo de lejanía, hace que nos aferremos más a la idea de obtenerlo.  Es como cuando de niña tu madre te prohibía comer helado, porque estabas resfriada; pero siempre buscabas la manera de esconderte y comer ese dulce que empeoraba tu salud. Es así como los seres humanos siempre queremos obtener lo que es etéreo, y volverlo real.

“A pesar que yo logré estar a tu lado; finalmente veo que no es lo que yo esperaba; eres solo una quimera; que ni el tiempo, ni la distancia, ni las redes sociales, ni nada, podrán lograr que sea una amistad verdadera. No quiere decir que yo haya sido falsa o que haya fingido el quererte; sino que simplemente no puedo entender cómo es tu manera de querer y mucho menos, hacer que tú me quieras. Creo que mi mayor error fue entrar en una relación libre y sin ataduras, esperando no enamorarme y hacerme la fuerte. Me quemé y ahora estoy recogiendo las cenizas que dejé, porque ni tú entiendes lo sientes y menos lo que yo siento.
¿Cómo tenerte de amigo, si tú sabiendo la pequeña historia que tuvimos, no te dignas a preguntar cómo estoy? ¿Cómo tenerte de amigo, si fuiste algo más que eso y, aún así, no tienes la delicadeza de tomarte un café para conversar? ¿Cómo tenerte de amigo, si tu mundo son todos menos yo? En fin, no necesito de un amigo que solamente está para darle “me gusta” a algunas de mis  publicaciones. No necesito de amigo a alguien que no sabe ser amigo.
Yo decidí darte una nueva oportunidad, respetando tu manera de ver el amor, tratando de acoplarme a tu manera de sentir, queriendo ser tu “amiga” real, no una “conocida”, sino una buena amiga; pero lo único que yo logré fue herirme y confundirme otra vez. Hoy doy un paso al costado, pues por fin encontré a alguien que sabe valorarme y que sabe realmente querer.  Estoy aprendiendo a conocerlo. Por ahí leí que el amor se construye, eso traté de hacer contigo; ahora otra persona se está dando esa oportunidad conmigo.
Las amistades duraderas y las parejas duraderas, se cultivan, y tú no has cultivado nada de nada.
Mi mano amiga estará siempre que tú decidas qué es lo que quieres”.


Recuerda, mujer y hombre, que nadie te puede herir, si tú no lo permites. El querer no es un beso, una caricia, una noche de pasión, ¡NO! El querer es más que eso. Es preocuparte por esa persona, seas amigo o pareja. Es darte una pausa para llamar y preguntar cómo está. Conocidos hay muchos, amigos pocos. Solamente da el privilegio de tu amistad a quien la merezca, solo esas personas pueden ser parte de tu energía, de tu universo. Rodéate de personas que te sumen y que le den brillo a tu existencia. Comparte tu luz con otras estrellas, ya que esas estrellas también alumbrarán tu firmamento.

CJAT

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